Vengan a mí tod@s l@s excluíd@s...
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Vengan a mí los que se sienten cargados y
agobiados, porque yo los aliviaré.(Mateo 11:28)
Bien podemos hacer la relectura de este texto y decir sin cambiar su profundo contenido: vengan a mi l@s que se sienten discriminad@s, sol@s, tristes, rechazad@s, perseguid@s, presionad@s, excluíd@s. En mi encontrarán alivio... consuelo, respeto, aprecio, cariño, dignidad...Este versículo de Mateo está dentro del contexto de uno de los discursos, en los que Jesús cuestiona duramente la religión establecida de su tiempo, tan ligada al cumplimiento estricto de la Ley de Moisés, los ritos de purificación, las oraciones y sacrificios en el Templo... al punto que la gran mayoría, no pudiendo cumplir con aquellas pesadas cargas, quedaba al margen de la gracia divina. Jesús enfrenta a los poderosos que hacían suyas estas prácticas hipócritamente (fariseos, sacerdotes, saduceos). Lo hace con radicalidad y firmeza. Y a su vez conjuntamente dirige su mensaje de “alivio” a esa inmensa cantidad de personas que quedaban excluidas de la práctica. Da una buena noticia de liberación y lo hace con respeto, con afecto, con ternura, reconociendo siempre al otr@ como su prójimo, su amig@, su herman@. Y he allí entre sus seguidores: pobres, leprosos, ciegos, humildes, prostitutas, cobradores de impuestos... esa inmensa lista de parias de la sociedad religiosa judía de ese tiempo. Rostros y personas que no encajaban en los estándares del estatus aceptable y aceptado, la moral dominante, el perfil político, social o cultural de la época.Vengan a mí porque yo los aliviaré.Su mensaje es claro. No pide nada a cambio. No ofrece una nueva carga...Basta con la fe de quienes se le acercan para ser liberados del dolor, el sufrimiento, la persecución, el peso de las "duras cargas" que traen a cuestas.¡Cuánto necesitamos escuchar en estos días palabras como estas! Palabras que consuelen, que reconforten, que den paz, integridad, que nos permitan sentir que estamos incluid@s...Pero lamentablemente otras son las palabras y otros los mensajes. Mensajes que niegan, mensajes que condenan, mensajes que juzgan, mensajes que discriminan, mensajes que descalifican, mensajes que por una razón o por otra, excluyen.Pero el Evangelio sigue estando allí para quien lo quiera escuchar. Sigue allí ofreciendo su Palabra de alivio para quien se sienta cargado, agobiado, discriminado, rechazado, condenado, excluido...Para tod@s, no importa la condición, el estado, la realidad en la que un@ se encuentre, siempre hay una buena noticia que ofrece alivio, paz, esperanza, liberación.
Porque esta es la esencia del mensaje de Jesucristo: “La verdad os hará libres.”
Aprendamos la verdad, busquémosla como al mayor de los tesoros, y sintamos en nuestras propias vidas la verdad liberadora de que el amor de Dios es incondicional y que las palabras de Jesucristo no se han borrado ni se han extinguido: "Vengan a mí los que se sienten cargados y agobiados, porque yo los aliviaré."
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